lunes, abril 17, 2006

Historia cortita, como la garcha que tuve por estas zapas.

Las zapatillas que motivan esta historia son las que aparecen en la foto. Todo pasó la semana pasada, justamente el lunes.
Esa noche había salido a tomar algo y cuando venía caminando por la peatonal de Santa Fe, de regreso a mi departamento alguien me llamó por mi sobrenombre.
Era un pibe que conocí hace un tiempo chateando, nunca nos habíamos encontrado, pero él me recordaba.
Después que se presentó y me contó que siempre tuvo ganas de estar conmigo, me propuso que si franeleábamos un rato y me dejaba hacer lo que le inspire en el momento, me regalaba las zapas que llevaba puestas. En realidad son bastantes simples y ya tengo un modelo de esas, pero la forma en que llegó la propuesta no me dejó lugar a dudas. No puedo dejar de decir que este pibe estaba bueno y usaba las zapas desatadas y sin medias como a mí me calienta.
Fuimos hasta la cochera donde tenía estacionado su auto, subimos a él en silencio y allí comenzamos a besarnos y tocarnos.
Al cabo de un rato tenía su pija en mi boca y él con su mano en mi nuca guiaba los movimientos de mi cabeza. Al mismo tiempo puso una de sus zapatillas en mi pija que estaba muy hinchada.
Así estuvimos un rato hasta que se prendió de mi pija y colocó la zapatilla que estaba en mi pene sobre mi cara, tapándome la boca, para que mis gemidos no se escucharan. El olor que había acumulado allí adentro era muy exitante.
Cuando estuvimos listos para eyacular lo hicimos dentro de cada una de las zapas del par que motivó el encuentro.
Después él lamió mi acabada frenéticamente tragándose mi leche caliente, y nos matamos a besos un buen rato más. Cuando ya estuvo bien, tomé sus zapas, me bajé del auto y seguí mi camino.
Él quedó descalso, pero con una fantasía que traía del verano pasado hecha realidad.
Gracias Pablo... me encantó nuestro encuentro de estacionamiento.

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