Las historias del Monito: "Jugando con pendejos"

A todo el mundo nos gusta deleitarnos con pendejos, es hermoso verlos y apreciar sus cuerpos. Pero involucrarse con ellos es otra historia. No saben otra cosa que ser problemáticos. Eso lo sabíamos bien con Jony cuando recibimos una invitación por medio de un mail a partir de una oferta que hacíamos a cambio de un buen par de zapatillas que satisfagan nuestros deseos fetichistas. La propuesta provenía de Santi, un pibe de 18 años que nos prometía un par de clásicas pumas azules, a cambio de un espectáculo sexual para su amiguito Maxi, que cumplía años ese día. Santi nos explicaba que eran homosexuales y que solo tenían sexo entre ellos, pero deseaban algo que los estimule un poco. Para eso nos convocaban, de manera que actuaríamos como número de su fiestita privada, como modelos de una película porno. Después de pensarlo un poco (como siempre) aceptamos. Por la tarde pasé por la casa de Jony y juntos fuimos para el barrio de la costanera de Santa Fe, donde vivía uno de los pendejos. Cuando llegamos vimos que la saca era muy linda (como muchas de las de allí) y apenas nos abrió la puerta uno de estos pibes nos dimos cuenta que se trataba de dos mariposas en la pubertad. No sabemos si efectivamente tenían 18 años, pero eso ya no importa. Santi tenía puestas las zapatillas que nos habían prometido a cambio de nuestra intervención en su fiestita de cumple. Maxi por su parte, nos pareció un “gordito putón”, seguramente en buena posición económica también, pero con un aspecto un poco dejado. Tanto a Jony como a mí nos llamó la atención un par de nikes que llevaba puestas, las que no solamente usaba con los cordones desatados, sino que además pisaba sobre su talonera como si fuesen pantuflas. Creaba una sensación muy excitaba cuando caminaba que activó plenamente nuestro morbo por las zapatillas. Ellos dos se sentaron en un sillón de dos cuerpos y nos pararon sobre una alfombra, dejando una luz más bien tenue que iluminaba el ambiente. Nosotros tratamos de preguntarle que les gustaba, frente a lo cual. Maxi, con soberbia nos ordenó: “Callate puto. ¿Qué sos, el master de los gays? Usá la boca para hacer lo que sabés. Chupale la poronga al lindo”. El lindo indudablemente era Jony. Desde que entramos sus miradas se dirigieron a él. Jony, entonces se bajó los pantalones y me puso la poronga en la boca, mirándolos fijamente mientras me movía la cabeza contra su pene con una mano. Mientras chupaba y los miraba de reojo, podía advertir que ellos comenzaban a estimularse y se daban algún que otro beso. Nosotros hicimos lo mismo, yo me puse de pie y comencé a transar con Joni enérgicamente. Ya completamente desnudos, pude ver que Maxi estaba chupando el miembro de su amigo entre gemidos. Todo marchaba bien y parecía que iba a terminar rápido, hasta que Santi nos dijo: “quiero ver como se penetran con las zapatillas como lo cuentan en los relatos del blog”. En uno de mis relatos yo contaba este hecho y evidentemente disparó las fantasías de muchos. Lo que muchos no entienden es que se trata de un hecho aislado, no es una práctica cotidiana. Requiere de mucha excitación ya que es bastante doloroso. Siendo así, generalmente nos negamos a hacerlo. Cuando Santi lo propuso, inmediatamente paramos nuestro juego con Jony y yo les expliqué que ese no era el trato y que no íbamos a seguir. Los pendejos entonces se miraron y Santi nos dijo: “¿Qué más quieren para hacerlo? Podemos pagarles”. Jony, mirando directamente las zapatillas de Maxi les propuso: “Queremos los dos pares de zapas que tienen puestos y uno o dos pares más, depende lo que tengan. Nosotros lo elegimos y decidimos si lo hacemos o no. También elegimos que zapas nos metemos en el orto”. Yo no estaba muy convencido, pero me gustaba la idea de llevarnos unas cuantas zapas de una. Por otro lado también me excitaban las de Maxi. Santi nos dijo que estaba de acuerdo y nos pidió que lo esperemos unos instantes. Enseguida volvió con algunos pares de zapatillas. Trajo cinco pares y nos recordó que no podíamos elegir más de dos. Elegimos un par de Penaltys grises que estaban bastante nuevas (del modelo que últimamente se usa) y unas Adidas modelo samoa, de color marrón claro. Para ser penetrados acordamos que se use el par de Penalty. Ellos aceptaron. Nos pusieron en cuatro frente a un espejo y allí comenzaron a dilatarnos el culo. Nos lo chuparon fueron metiéndonos los dedos, nos penetraron, luego nos lo untaron de crema para dilatación y cuando lo tuvimos bien flojo comenzaron a introducirnos las zapatillas. El ardor era muy fuerte. Jony se repartía entre gemidos y gritos de dolor, pero su expresión de placer en la cara no deja lugar a dudas. Si bien era muy doloroso, era también una de las prácticas que más le encantaban. En parte la cara de Jony me estimulaba a mí para soportar el ardor del culo tan abierto. Cuando los pendejos estuvieron satisfechos del espectáculo, dejaron de penetrarnos y delante nuestro se dedicaron a fornicar como si nadie los observara. El espectáculo los había puesto a punto. Sus orgasmos fueron grandísimos. Nosotros nos quedamos en un rincón viéndolos y dándonos algunas caricias tratando de aliviar el dolor de nuestros culos florecidos. Después que ellos acabaron, nos vestimos juntamos nuestras zapas y nos fuimos. Jony no tardó en ponerse el par de nikes de Maxi, incluso las usó como éste lo hacía. Sin embargo ese día no pudimos caminar lo suficiente para ver como quedaban y que se sentía usándolas de ese modo. Los dos teníamos el culo hecho pedazos y debimos tomar un taxi para llegar a nuestras casas. Eso sí una vez allí completamos nuestra tarde de sexo acabando una y otra vez en el interior de las nuevas zapas que habíamos ganado. Con nuestros ortos palpitando de ardor, pero con la recompensa de haber obtenido unos buenos pares para nuestra colección. Como siempre seguimos en busca de nuevas propuestas.

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