lunes, mayo 15, 2006

Las Historias del Monito: una de tres.

Ya los hice partícipes de la visita que hace un par de semanas me hizo Juanchi, uno de mis chonguitos preferidos, y también conté en otros post cómo nos conocimos y cuál fue nuestra primera historia. A Santa Fe llegó solo, alardeando su nuevo auto y dejando en Rosario a la minita que tiene como “novia oficial”.

Tengo que comenzar por decir que desde que llegó a pasar un fin de semana en el departamento que comparto con Lautaro, no dejó de crear situaciones para tener sexo. Habíamos pensado mucho si recibirlo o no. Tenemos como regla de oro de nuestra pareja no recibir gente en la casa que compartimos, pero se trataba de una visita mucho más que especial. Era un encuentro que los dos deseábamos hace tiempo.

Su primera investida sexual fue durante un paseo que hicimos los dos, por la costanera de Santa Fe en su auto nuevo. Mientras dábamos vueltas no tardó en sacar su pene fuera del pantalón y realizar todo tipo de artimaña masturbatoria justificándose en los hermosos tipos que andaban por esa zona. En determinado momento, aprovechando mi morbo por las zapatillas, se descalzó y comenzó a frotar su poronga dentro de una de ellas. La excitación no tardó en apoderarse plenamente de mí, y después de ver un buen rato sus jueguitos sexuales, no tardé en llevarme su choto a la boca para hacerlo acabar mientras él me masturbaba con la otra zapatilla del par.

Para él, sin embargo, no fue suficiente, en un gesto de provocación me propuso cambiarme su par de zapatillas por una noche con Lautaro teniéndome a mí solo como espectador. Como mi respuesta fue negativa, se descalzó, lamió los restos de semen del interior de sus zapatillas y las tiró al río riéndose con lozanía irreverente en mi cara. Aquel acto de locura disparó en mí una libido que me resultaba incontenible. Sus John Foos negras, penetradas ante mis ojos hacía instantes, habían sido arrojadas como algo sin importancia al agua. Es extraño ver todo lo que genera la destrucción de nuestros objetos más deseados.

La segunda situación que ideó para tener sexo, fue a la tarde siguiente. Mientras me bañaba, ingresó al baño solamente calzado con un par de zapatillas puma azules que había traído además de las otras que tiró al río, y se metió bajo la ducha conmigo pidiéndome que lamiera su calzado. Después de un rato y comprobando la erección que aquel acto de adoración fetichista me produjo me solicitó con un tono vicioso que “le hiciera la cola”. Fue un encuentro sublime, sintiendo correr el agua tibia por todo el cuerpo en cada empujón dentro de su ano y viendo como sus zapatillas mojadas se salían de sus pies al ritmo del acto sexual.

Cuando terminamos nuevamente tiró una bomba para mis oídos. Me dijo: “cogés tan bien como el putito precioso que tenés por pareja”. Seguramente ya había estado con Lautaro en algún momento sin que yo me haya enterado, y la verdad en ese momento me calentaba un poco pensar en la escena de sexo entre los dos. Sé que Lautaro no es un santo, y tiene sus aventuras al igual que yo. Pero también estoy seguro del amor que nos une, y que es mucho más fuerte que una calentura pasajera por un lindo macho, o en mi caso, por un buen par de zapatillas.

Sin embargo las cosas no terminaron aquí, en la tercera oportunidad, Juanchi, llegó mucho más lejos. Mientras dormíamos Lautaro y yo en nuestra cama, desnudos como siempre, aprovechó para meterse suavemente en medio nuestro susurrándonos sus deseos de ser penetrado por nosotros dos. Nadie se resistió a este tercero que se metía en la cama. Al instante tenía mi pene y el de Lautaro en su boca. Su hermoso rostro se veía casi deformado por nuestras porongas franeleando en su boca al mismo tiempo. Después le ofreció la cola a Lautaro y así quedó en medio de los dos. Entregado como un puto barato y cochino, como una prostituta que no cobra y lo hace por vocación.

Fue allí cuando ocurrió lo que no esperaba. Lautaro dejó de penetrarlo y comenzó a chupar el pene erecto del invasor. Mamaba con un entusiasmo y un esmero que me puso celoso. Sin saber que hacer, también yo me puse a lamerle los bajos. Al cabo de unos instantes la leche fluía de aquel pene sobre nuestras caras para que podamos unirnos en besos pegajosos de amor.

Entonces llegó nuestro turno de acabar. Nos dedicamos a prepararle el culo a lengüetasos, y cuando vimos que estaba bien dilatado comenzamos a penetrarlo sin ningún tipo de reparo. Gimiendo desesperadamente y haciendo muchos gestos de dolor, disfrutó la doble penetración. Nuestros penes estaban unidos dentro del culo incontinente de aquel macho de lujo; tan hermoso y tan puto a la vez.

Aun así no estuvo satisfecho. Entre grititos lascivos nos rogó que le metiésemos una zapatilla en el orto, tal como yo lo relataba en mis historias. Lautaro no encuentra tan provocativas estas escenas fetichistas, pero accedió al pedido de nuestro visitante. Sus gritos no cesaron mientras le introducíamos una zapatilla penalty de cuero en su interior. En medio de esa mezcla rara de placer y dolor eyaculó nuevamente, casi sin necesidad que lo masturbemos.

Cuando terminamos no dejó de manifestarnos su dolor de culo, incluso al día siguiente, cuando los tres despertamos abrazados en la misma cama, lo seguía teniendo florecido y todo colorado. Aquella magnánima penetración le había dejado el ojete ultrajado pero pleno en satisfacción. Una vez más recibir una visita de Juanchi fue la oportunidad de gozar del buen sexo con un macho fuera de serie y por todos codiciado. Ese domingo por la noche, nos despedimos con un beso y siguiendo la costumbre, él se llevó mi par de penalty blancas (el mismo que la noche anterior sintió dentro del culo) y yo me guardé su par de puma azules (las que lamí alocadamente bajo la ducha) Espero que nos volvamos a ver...

aresmonito@hotmail.com

3 comentarios:

Anónimo dijo...

AMIGO! QUE BUENA HISTORIA, LA DE LA DUCHA ME MATO!!! QUE LINDO!AJAJA LO DE LA ZAPA, NO COMPARTO, PERO TE RESPETO! TE MANDO UN BESO MAURO

Anónimo dijo...

Nice colors. Keep up the good work. thnx!
»

Anónimo dijo...

me encantan tus historias, un abrazo, y no te olvides q nos debemos un encuentro, yo tengo mi fetiche te lo acordas? nos teniamos q encontrar en enero y no se dio. esperoq se de creoq puede ser otra historia para tus relatos.
un abrazo. Musica_99