domingo, julio 08, 2007

Levante de calle

Los mejores levantes se producen en las calles. Esta simple frase es como una de las grandes verdades del ambiente de los putos fetichistas. Lo que quiero contarles es uno de esos casos.

Ocurre que estaba yo esperando un colectivo urbano frente a la parada de la facultad de ingeniería de aquí de Santa Fe alrededor de las 19:00, cuando pasó ante mí uno de esos tipos imposibles de no mirar para un gay con fetiche por las zapatillas.

Era delgado, como de 1,90 m, de pelo negro largo y un poco desprolijo, vestía unos vaqueros medio gastados, un buzo y una increíbles adidas negras para fútbol de salón con los cordones sin atar y bastante sueltos.

Apenas pasó no advirtió mi presencia. Yo estaba junto a la pared también con unos vaqueros y con un par de pumas.

Tardé un segundo contemplándolo para que reaccione y comience a seguirlo. Creo que él recién se percató de mi presencia a las dos cuadras. Pero fue recién llegamos a Bullevard, que me coloqué junto a él para esperar cruzar cuando nos habilatara el semáforo, que me miró de arriba abajo y con una sonrisa me elogió las zapas que tenía puestas. Ni lento ni perezoso yo le contesté que sus adidas desatadas eran lo más y que a cambio de una paja dentro de ellas hacía lo que me pidiera.

Desde allí seguimos caminando juntos. En ese trayecto nos presentamos y al decirle que mi apodo era Monito, me sorprendió que conociera mi blog y que lo frecuentara cada tanto. Veo con alegría que cada vez somos más los que tenemos un claro fetichismo por las zapatillas y además se va confirmando mi teoría para reconocer zapatilleros por la calle. Zapatillas de marca medio gastadas, con los cordones sueltos y jugando a sacárselas públicamente: seguro que tiene rollo con las zapas.

Mayor fue mi sorpresa cuando allí mismo, en medio de gente que iba y venía, se sacó sus adidas y me sugirió un cambio de zapas. Sin dudarlo acepté y comencé a caminar con aquel par de adidas para futbol que sin poder evitarlo se me salían. Distinta fue su suerte con las pumas que yo llevaba y que le quedaban un poco apretadas. Ante esto sin ningún tipo de inhibición, le soltó bien los cordones y las usó pisando sobre la talonera. Para entonces yo estaba considerablemente excitado. Sólo pensaba en tirarme en una cama con mi levante callejero y agregarle buen sexo a nuestro jueguito fetichista. Nos encaminamos así hasta un telo que él sugirió.

Una vez allí, me hizo parar sobre la cama y se dedicó a adorar y lamer sus adidas en mis pies, luego subió lentamente hasta llegar a mi pene, del cual se prendió como si fuese un chupetín. Su destreza con la lengua era admirable.

Viendo que quería pija, yo me dediqué a dilatarle su culito flaco y cuando lo encontré listo le metí mi pija que para entonces estaba bien untada con su saliva.

Cuando me llegó el momento de eyacular lo hice dentro de una de sus adidas mientras él me comía la boca a besos. Todo me hacía pensar que estábamos listos cuando uno de sus dedos comenzó a buscar la dilatación de mi orto, como un camino obligado después del dedo siguió trabajando su lengua y detrás de ella su verga (que para ser sincero era bastante flaquita). Su acabada fue también dentro de una de sus adidas, que para entonces eran un reservorio de nuestra leche.

Luego seguimos un rato más entre besos hasta completar el tiempo que nos quedaba del turno en el telo. Cuando salimos caminamos juntos un par de cuadras y cuando estábamos llegando a una plaza, me pidió que le orinara las zapatillas. En un primer momento creí que sería imposible, pero me excitó vérselas completamente desaliñadas, con sus cordones colgando y sabiendo que en su interior estaba todavía fresco nuestro semen, por otro lado ya estaba oscureciendo . De modo que nos pusimos contra un árbol, un poco alejados de la vista de quienes podrían pasar por allí, y aproveché para mearle sus pies calzados con sus adidas negras mientras él no paraba de gemir y besarme.

Así como estaba se despidió de mí y se fue con la promesa de llamarme por teléfono en unos días.

A la semana, un miércoles al medio día, recibí una llamada de este flaco que se llama Cristián, donde me invitaba a vernos a la tardecita. Recordando lo bien que la habíamos pasado juntos acudí a la cita.

Ese día llevaba puestas unas nikes shox R4 plateadas, que en realidad no son mías, sino que se las cambié temporalmente a mi amigo Mauricio por mi par de pumas Ferrari negras. Las sorpresa me la llevé cuando observé el par de zapatillas que Cristian traía, eran unas nike blancas con pipa roja para fútbol 5 que hace un tiempo había cambiado con mi amigo Jony y este a su vez había intercambiado en alguno de sus encuentros.

Estaban muy desmejoradas, tenían parte de la lengüeta y casi todos los apliques arrancados y unos cuantos pelones en el cuero. Como a Cristian le iban un poco chicas las usaba desatadas al mango y tenían la talonera completamente estirada y apretada contra la suela.

No tardó en sacárselas y dármelas para que las use un rato. En su interior estaban completamente destruidas. Allí me contó que justamente hacía un tiempo había estado con Jony y en un momento de sexo había intercambiado este par por unas pumas cat que tenía.

Después me pidió que lo siguiera, que tenía una idea copada para hacer. Yo calzado con mis viejas nikes blancas de fútbol 5 y Cristián con las nike shox plateadas de Mauri, a las que ya les había sacado los cordones para que le terminen de entrar.

Nos metimos en la facultad de ingeniería y allí fuimos hasta uno de los baños, donde nos hicimos altos petes y por supuesto acabamos en los pares de zapatillas que teníamos. Antes de irnos vi que de su mochila sacó el par de adidas que había usado en nuestro encuentro anterior y se las puso. Al mismo tiempo tomó el par de nikes blancas de fútbol 5, les escribió nuestros nombres y nuestros números de celular en uno de sus costados, les ató los cordones y las dejó colgadas del caño del depósito del baño. También le puso dentro un papel con una leyenda que decía algo así como: “con estas zapatillas muchos vagos han gozado del mejor sexo. En su interior está el semen de grandes encuentros de sexo gay fetichista. Si las encontrás y querés buen sexo, llamanos. Cristian y El Monito”.

Allí quedaron las zapatillas con nuestro semen en su interior como tantas otras veces, hasta ahora nadie nos ha llamado… si las encontrás no dudes en hacerlo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

linda historia a ver si te cruso yo en una parada!!!

j_nike07@hotmail.com

Anónimo dijo...

me encanta tu blog monito
daria lo k fuera por ser garchado por vos mientras tengo tus zapas en la boca lamiendolas toda
hellblazer23@hotmail.com
juan 25 años de cap fed

Anónimo dijo...

Muy buena historia man, segui así!
Abrazo